Cuando un niño viene a la vida, aflora una gran cantidad de experiencias, tales como el instinto de protección del nuevo nacido, por lo que se hace necesario conocer del cuidado de la salud de los más pequeños.

Solamente los padres y familiares de un bebé pueden saber lo que se siente la llegada de un niño a la vida y desean cobijarlo con cariño y cuidados para poder verlo crecer de la manera más sana posible. Aunque ese pueda parecer para muchos un comportamiento puramente instintivo, se sabe que los seres humanos alcanzan la completa madurez biológica hasta la segunda década de su vida, por lo que durante la infancia existe una gran fragilidad del sistema inmunológico, el cual aún está desarrollando su capacidad de respuesta frente al medio externo. Entonces, no se puede desconocer que los niños se enferman constantemente y para poder protegerlos los padres modernos cuentan con la medicina homeopática como alternativa para tratar las dolencias de sus hijos.

 

¿Por qué la homeopatía es una magnifica opción terapéutica en niños?

Existen varias razones por las que una madre preocupada puede elegir éste tipo de medicamentos:

• Es una medicina segura, libre de efectos secundarios. No interfieren con la digestión y no producen alergias debido a que son hechas con compuestos naturales. Además, a diferencia de otro tipo de medicamentos, no producen daños a largo plazo para el organismo.

 

• Tratamiento más rápido y eficaz. Según indican varios médicos homeópatas, los niños suelen responder prontamente a la medicina homeopática, por lo que su efectividad es de mayor grado en los infantes. También trata prácticamente todos los tipos de molestias que se presentan frecuentemente en niños.

 

• No produce resistencia. Los más pequeños de la casa presentan repetidamente cuadros infecciosos, por lo que se les suele suministrar una variedad de fármacos que a corto o largo plazo pueden generar resistencia microbiana a los antibióticos. El tratamiento homeopático está basado en el diagnóstico constitucional del niño, por lo que al tratar la enfermedad desde su raíz, refuerza las defensas del paciente. Como resultado el niño adquiere defensas, lo que evita que vuelva a enfermar.

 

• Es amistosa con los pequeños. Muchas de las presentaciones de la medicina homeopática son de sabor dulce, por lo que suministrarla a los infantes puede ser mucho más sencillo. Adicionalmente no causan náuseas y son fáciles de dosificar y tomar. Debido a sus múltiples presentaciones se puede prescindir de las inyecciones, que suelen ser odiosas para los más pequeños.

 

 

 

Enfermedades frecuentes en niños que pueden ser tratadas con homeopatía

Aunque es casi imposible enumerar las miles y miles de dolencias que pueden atacar la salud de los niños, es posible decir las más comunes de ellas, dando a las madres una referencia para poder tratar las enfermedades de sus hijos. Sin embargo, se recomienda siempre acudir a un medico homeópata profesional para poder saber con precisión el tratamiento más efectivo para cada enfermedad.

 

• Tos: Para la tos seca y reciente se puede usar la Drosera Rotundifolia, Sambucus o Spongia. Si es persistente, por más de una semana, Rumex crispus. Al ser acompañada de fiebre: Aconitum, Belladona o Brionia.

 

• Sarampión: En caso de presentarse esta enfermedad, se prescriben medicinas como la Belladona para regular la fiebre, el Sulfur, que modula el brote y la Echinacea para estimular las defensas.

 

• Bronquitis: Hay al menos 8 medicamentos usados para la bronquitis. Aconitum napellus para enfriamientos bruscos precedidos de fiebre con tos dolorosa. Belladona cuando hay tos seca y fuerte, con escozor en la garganta. Brionia alba para la fiebre que aumenta progresivamente y produce dolor en pecho y cabeza. Drosera rotundifolia cuando aparece tos nocturna que se agrava al acostarse, tomar líquidos o comer. Rumex si se siente carraspera en pecho y garganta. Antimonium cuando los pulmones presentan mucosidad espesa difícil de expulsar. Chamomila para la bronquitis del lactante, durante la etapa de dentición. Ipeca para la tos con nauseas y el pecho con moco que genera un ligero silbido.

 

• Diarrea: Según se presente, se recomiendan distintos tipos de medicinas. Podophyllum peltatum cuando la diarrea es abundante, acuosa o mucosa, fétida y con dolor. Aloe si está acompañada de gases y es irritante, además de ser repentina e incontrolable. Veratrum album cuando hay deshidratación, fiebre, dolor, sudor frío y vómito. Cuprum metallicum cuando además produce cólicos. Arsenicum album si es causada por intoxicación alimentaria, hay fiebre y ardor estomacal, además de quemar en la deposición. Es posible también prescribir Colocynthis o Magnesia phosphorica. Finalmente, la Chamomila matricaria es usada en bebés cuando la diarrea está asociada a la salida de los dientes y es de color verdoso.

 

• Vomito: En casos de indigestión se puede tomar Antimonium crudum o Nux vómica. Si se acompaña de diarrea, Arsenicum album. Kalium bichromicum para vómitos con mucosidades. Phosphorus para vómitos abundantes que queman el esófago. La Pulsatilla se utiliza para tratar los vómitos que aparecen tras haber tomado alimentos grasos. Para los recién nacidos se recomiendan dos medicamentos: Aethusa si el vómito se asemeja a leche cuajada o Sepia si el vomito es leche líquida.

 

• Cólicos: Los niños suelen presentar distintos tipos de dolores estomacales, pero son más frecuentes en los lactantes. Los cinco medicamentos recomendados para esta dolencia son: Chamomila si presenta un dolor insoportable, grita y está inquieto. Colocynthis si los cólicos, aparte de ser muy dolorosos, se disminuyen cuando el niño retrae las piernas hacía el cuerpo. Lycopodium cuando hay flatulencias y se hincha el vientre. Magnesium phosphoricum cuando pliega sus piernas contra su cuerpo y presenta gases.

 

Es importante recordar que la alimentación del menor debe estar encaminada a ayudarle en la formación de defensas y que una dieta de dulces y paquetes puede enfermarlo mucho más y que para todo niño crezca sano, siempre será imprescindible el cuidado, el amor y el estímulo que una madre preocupada por la salud de sus pequeños pueda dar.